La idea es un engendro puramente americano: si hay un problema con las armas, la solución solo pueden ser más armas. O como lleva años repitiendo el lobi de la Asociación Nacional de Rifle (NRA): "Para frenar a una mala persona con un arma, es necesaria una buena persona con un arma". Esa es una de las tesis que ha abrazado el presidente de Estados Unidos tras la matanza de hace una semana en el instituto de Parkland, donde murieron tiroteados 17 estudiantes y profesores. En una reunión en la Casa Blanca con algunos supervivientes de la tragedia, Donald Trump se mostró el miércoles favorable a armar a los profesores para que puedan hacer frente a los potenciales asaltantes. No es la primera vez que lo dice ni tampoco es una idea suya. La NRA lleva vendiéndola insistentemente desde la masacre en la escuela de primaria de Sandy Hook en 2012.
Trump ha querido matizar el jueves sus palabras, tras acusar a la prensa de tergiversarlas. El republicano ha dicho que no quiere armar a todos los profesores, sino a todos aquellos maestros "adeptos a las armas que tengan formación militar o especial" para que puedan llevar pistolas ocultas en la ropa. "Un 20% de profesores, que son muchos, tendrían la posibilidad de disparar inmediatamente si un loco salvaje se presenta en un colegio con malas intenciones. Los profesores bien formados también servirían como elemento de disuasión frente a los cobardes. Una escuela libre de armas es un imán para la gente malvada. Los ataques se acabarían", ha escrito en las redes sociales.
Zonas libres de armas
Los colegios de primaria y secundaria en Estados Unidos son en gran medida zonas libres de armas desde 1990, cuando se aprobó una ley federal que prohíbe ir armado a menos de 300 metros de distancia de un centro escolar. Pero muchos de ellos, particularmente los institutos, cuentan con vigilantes armados en las puertas y detectores de metales por los que tienen que pasar los estudiantes. En los campus universitarios, el panorama es diferente. En 12 estados, tanto los estudiantes como los profesores que disponen de permiso para llevar armas ocultas pueden portarlas dentro del campus y otros 21 dejan que sean las propias universidades las que decidan su política.
La propuesta de Trump para armar a "un 20%” de los profesores implicaría formar en el manejo de las armas a unos 640.000 maestros en todo el país, según los cálculos del 'Washington Post'. Pero la idea cuenta, entre otros, con la oposición de los principales sindicatos de profesores. "Meter más armas en los colegios no sirve para proteger a nuestros estudiantes y educadores. Nuestros alumnos necesitan más libros, programas de música y arte, enfermeros y psicólogos", ha dicho la presidenta de la Asociación Nacional de Educación.
"Grandes patriotas"
Trump, que se ha referido a los líderes de la NRA como "grandes patriotas americanos", también está contemplando otras medidas. Algunas son menos controvertidas, como la propuesta para mejorar el sistema para prevenir que las personas con antecedentes penales puedan comprar. O de elevar de los 18 años a los 21 la edad para adquirir un rifle automático. Y es que como han recordado estos días los estudiantes de Parkland, en EEUU no se puede beber cerveza a los 18 años, pero sí comprar un arma de guerra.
Ricardo Mir de Francia (El periódico, 22/02/18)
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