martes, 6 de febrero de 2018

Marcas de subjetividad y objetividad (TEORÍA)



Las marcas de subjetividad son aquellas marcas lingüísticas que evidencian la presencia del locutor en el enunciado. Es decir, el locutor hace uso de determinadas formas que la lengua pone a su disposición para imprimir en su enunciado marcas de subjetividad. 
Así, por ejemplo, un enunciado como La cosecha no se verá perjudicada por las lluvias es un enunciado impersonal, mientras que Creo que la cosecha no se verá perjudicada por las lluvias, es un enunciado subjetivo.

(DICHO DE OTRO MODO)


La modalización atiende a la presencia del emisor en el propio texto. Esta presencia se percibe a través de diferentes elementos lingüísticos llamados modalizadores. 
Los modalizadores son propios de textos con un marcado carácter subjetivo. Entre las formas discursivas que tienen entre sus características la subjetividad se encuentra la argumentación, de ahí que los modalizadores sean frecuentemente definidos como las marcas lingüísticas que manifiestan la presencia del emisor en textos argumentativos. 

Los principales elementos modalizadores son:

A)  La modalidad oracional y comunicativa
Las modalidades oracionales y comunicativas muestran la actitud del emisor ante el enunciado y su intención respecto al receptor. Lo fundamental es determinar cuál predomina en el texto para buscar la razón en la intencionalidad del autor.
Las modalidades oracionales y comunicativas son las siguientes:
       Enunciativa : el emisor presenta su enunciado afirmando o negando su contenido. Suele usarse el modo indicativo y la función fundamental es la referencial. El receptor entiende este enunciado como verdadero; por ejemplo: Los políticos son los responsables de esa grosera simplificación de las conversaciones.
       Interrogativa: el emisor llama la atención del receptor y lo conduce a buscar una respuesta. La función predominante es, por tanto, la apelativa. Las oraciones interrogativas pueden ser totales o parciales, directas o indirectas, afirmativas o negativas. Por ejemplo: ¿Conoces la nueva biblioteca del instituto? (directa total); ¿Te gustaría visitarla? (directa parcial); Me pregunto si conoces la nueva biblioteca del instituto (indirecta total); No cuántos años tienes (indirecta parcial);
¿No conoces la nueva biblioteca? (directa, total y negativa). También existen las interrogaciones retóricas, que son aquellas cuya respuesta ya conoce el emisor pero que sirven para hacernos reflexionar o preguntarnos por alguna cuestión.



        Exclamativa: el emisor manifiesta sus sentimientos y los hace explícitos para el receptor. La función principal es la emotiva. Pueden presentarse como interjecciones (¡hola!), frases interjectivas (¡a buenas horas mangas verdes!) o como oraciones completas: ¡Nadie está ahí para defender a las futuras generaciones!

        Dubitativa: el emisor presenta el enunciado como posible, de manera que es el receptor quien debe darle validez mediante la reflexión. Destaca en las mismas la función emotiva. Por ejem- plo: Quizá la clave de esa conducta está en el grado de infidelidad, egoísmo o ingratitud que es- tamos dispuestos a soportar de nuestros semejantes; Quizá llega un momento en que uno se cansa de querer

        Desiderativa: el emisor expresa el contenido como un deseo alcanzable, de forma que invo- lucra en el mismo sentimiento al receptor. En consecuencia, la función emotiva también es-    tá presente en las mismas. Por ejemplo: Un gran rey español sería el que supiera hablar todas las lenguas de España.

       Imperativa: el emisor influye directamente en el receptor mediante su enunciado. Las formas verbales más usuales son el imperativo, el subjuntivo, el presente y el futuro de mandato. Por ejemplo: Basta de chapurrear un spanglish vergonzante: pasémonos con armas y bagajes a la lengua del imperio

B)   El léxico valorativo
El vocabulario que utiliza el autor en su texto mostrará el grado de implicación del emisor respecto a su enunciado. Podemos encontrar:

       Adjetivos valorativos: se usan los adjetivos con un valor connotativo, a los que se pueden unir, además, morfemas derivativos; por ejemplo: idealizada meta; profundísima insatisfacción. Muchas veces son usados en parejas o en enumeraciones; por ejemplo: seres humanos olvidados, perdidos y condenados a…; …es cariñoso, compasivo y cuidadoso con su perro

        Sustantivos: el emisor utilizará aquellos sustantivos que impacten en el receptor; por ejem- plo: amor, indiferencia, odio, desprecio Muchas veces aparece igualmente el uso de los morfemas derivativos para expresar gusto o disgusto, afecto o desafecto; por ejemplo: ¡Angelicos míos!; esos personajillos. Igual que ocurre con los adjetivos, los sustantivos también pueden aparecer en parejas o en enumeraciones; por ejemplo: tan importantes son una nutria, un lobo o una ballena como un ser humano…; hermanos, sobrinos y demás parientes

       Adverbios y locuciones adverbiales: el emisor los utiliza con el fin de expresar certeza, duda, implicación, posibilidad etc.; por ejemplo: posiblemente, sin duda, angustiosamente, por supuesto, a lo mejor, evidentemente

       Verbos: serán de pensamiento, dicción y sentimiento; por ejemplo: pensar, creer, sentir, experimentar, decir, hablar, lograr, vivir, morir, amar, odiar Ej.: muero por un vaso de agua

C)   La voluntad de estilo (Uso de figuras retóricas)

Son varias las figuras retóricas que puede utilizar el emisor para mostrar su presencia. Entre otras destacan:

La metáfora. Igualación entre dos términos semejantes: la vida es un carnaval; Internet es un caballo desbocado; se convirtió en un mago de las finanzas.

        El símil. Comparación entre elementos parecidos. El término que establece la comparación (como, parece…) debe estar presente: el acusado se defendió como gato panza arriba; su rostro es como un libro abierto; desde el avión, la ciudad parece un mar de luces.

        La ironía. Afirmar algo mediante su contrario puede implicar sarcasmo, crítica o burla. Se trata de un procedimiento aparentemente suave pero que suele ser muy efectivo: ¿Quién podría poner en duda la limpieza de sus «negocios»?; tiene la «sana» costumbre de no comer nunca ni fruta ni verdura.

        La hipérbole. Exageración evidente: ganaremos el partido sin bajarnos del autobús; buscaré hasta debajo de las piedras para encontrarlo; te regalaré la luna y las estrellas.

        El polisíndeton. Unión innecesaria de varias oraciones o palabras con conjunciones (es lo contrario al asíndeton): y se levanta, y le saluda, y le abraza

        La personificación. Atribución de cualidades humanas a seres animados o inanimados: Ese proyecto sufrió un duro castigo; el Sol me saluda por las mañanas.


D)    Los signos de puntuación
Los signos de puntuación pueden manifestar también la subjetividad del emisor. Nos centramos en los siguientes:

        Los puntos suspensivos. Signo de puntuación formado por tres puntos consecutivos (…) –y solo tres–, llamado así porque entre sus usos principales está el de dejar en suspenso el discurso. Sus usos principales, en cuanto modalizador, son:
a) Para indicar la existencia en el discurso de una pausa transitoria que expresa duda, temor, vacilación o suspense: No si ir o si no ir… No qué hacer; Te llaman del hospital… Espe- ro que sean buenas noticias; Quería preguntarte… No sé…, bueno…, que si quieres ir conmi- go a la fiesta; Si yo te contara…
b)  Para insinuar, evitando su reproducción, expresiones o palabras malsonantes o inconve- nientes: ¡Qué hijo de… está hecho! A veces se colocan tras la letra inicial del término que se insinúa: Vete a la m… No te aguanto más.
c)  Cuando, por cualquier otro motivo, se desea dejar el enunciado incompleto y en suspen- so: Fue todo muy violento, estuvo muy desagradable… No quiero seguir hablando de ello.
d)  Sin valor de interrupción del discurso, sino con intención enfática o expresiva, para alargar entonativamente un texto: Ser… o no ser… Esa es la cuestión.



  Las comillas. Signo ortográfico que además de para reproducir citas textuales, sirven para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial: Dijo que la comida llevaba muchas «especies»; En el salón han puesto una «boisserie» que les ha costado un dineral; Parece que últimamente le va muy bien en sus «negocios».

        Los paréntesis. Signo ortográfico doble con la forma ( ) que se usa para insertar en un enunciado una información complementaria o aclaratoria. Su uso como modalizador implica la intención del autor de interrumpir el enunciado, normalmente para incluir una nota subjetiva por parte del autor: Las asambleas (la última fue realmente pesada) se celebran en el salón de actos.


E) EL VERBO
-El modo verbal (el indicativo indica objetividad, realidad; el subjuntivo, subjetividad, deseo, duda o temor; el imperativo, mandato).
-El uso de la primera persona ya sea del singular o del plural. El emisor se incluye en su texto con presencia explícita a través de: verbos en primera persona del singular; los pronombres yo, me, mí, conmigo; y los posesivos mi, mío, mía. También puede incluir al receptor  a través de verbos, pronombres y posesivos de primera persona del plural (nosotros, nuestro). 
-Las perífrasis verbales modales, tanto de obligación como de probabilidad o posibilidad (hay que revisar, no debe olvidarse)





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